É a hora da tarde, essa que põe
seu sangue nas montanhas.
E nesta hora alguém está sofrendo;
uma perde, angustiada,
bem neste entardecer o único peito
contra o qual se estreitava.
Há algum coração em que o poente
Mergulha aquele cume ensangüentado.
O vale já sombreia
e se enche de calma.
Mas, lá do fundo, vê que se incendeia
de rubor a montanha.
A esta hora ponho-me a cantar
minha eterna canção atribulada.
Sou eu que estou batendo
o cume de escarlate?
Ponho em meu coração a mão e o sinto
a verter quando bate.
CIMA
La hora de la tarde, la que pone
su sangre en las montañas.
Alguien en esta hora está sufriendo;
una pierde, angustiada,
en este atardecer el solo pecho
contra el cual estrechaba.
Hay algún corazón en donde moja
la tarde aquella cima ensangrentada.
El valle ya está en sombra
y se llena de calma.
Pero mira de lo hondo que se enciende
de rojez la montaña.
Yo me pongo a cantar siempre a esta hora
mi invariable canción atribulada.
¿Será yo la que baño
la cumbre de escarlata?
Llevo a mi corazón la mano, y siento
que mi costado mana.
Gabriela Mistral - Trad. de Ruth Sylvia de Miranda Salles
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